En esta ocasión echaremos mano de nuestro vehículo desde primera hora de la jornada, ya que nos espera un largo pero hermoso recorrido entre distintas localidades con salida en Aroche y destino en Santa Olalla del Cala.

El pueblo de Aroche (1) está situado en uno de los más bellos parajes de la serranía onubense. Se encuentra rodeado de verdes huertas y de terrenos agrestes con frondosas arboledas. Además, tiene un gran pasado histórico: la ciudad hispanorromana de Turóbriga (2) es el único yacimiento romano visitable de la provincia de Huelva. Junto a él se yergue una de las construcciones cristianas más antiguas de Andalucía, la Ermita de San Mamés (3), perteneciente a la época mudéjar.

Si descendemos 13,5 kilómetros por la carretera N-433 en dirección este llegaremos a Cortegana (4), un municipio cuya sola visión ya es digna de ocupar un pedacito de nuestro tiempo. En él se levanta un castillo (5) que conformó parte de la línea defensiva contra el reino de Portugal, la llamada Banda Gallega. En la actualidad, esta fortaleza presume de ser una de las mejor conservadas de la provincia.

Un pequeño desvío por la HU-8105 nos llevará bordeando hermosas hectáreas de serranía y dehesas hasta la población de Almonaster la Real (6). Cuando desde la carretera admiremos la magnífica silueta de la localidad entenderemos por qué la consideran uno de los pueblos más bonitos de España. El promontorio que da cobijo al pueblo atesora en su cima una solemne construcción del siglo X, una mezquita (7) conformada con elementos romanos, visigodos y paleocristianos cuya visita se antoja imprescindible.

Continuamos durante 15 kilómetros por la carretera que nos ha descubierto este maravilloso paraje, de nuevo hacia la localidad de Alájar, sólo que esta vez bordearemos el municipio para hacer una parada y admirar las vistas desde la Peña de Arias Montano (8), un promontorio de roca caliza que reúne un santuario parroquial, un campanario y el llamado arco de los novios.

Aquí comienza un viaje largo pero que prometemos merece la pena completar. 50 kilómetros nos separan de poder admirar la espectacular fortaleza, la iglesia y la sinagoga que se erigen junto al municipio de Santa Olalla del Cala (9), un asentamiento de historia medieval, aunque de mitos y leyendas aún más antiguas.

Tras esta visita podremos dar por concluido un intenso segundo día de viaje.

La tercera jornada de nuestro viaje nos conduce fuera de los límites de la sierra de Aracena, en dirección sur, hacia otros tesoros de la provincia de Huelva.

La primera parada la realizamos en el Parque Minero de Riotinto (1), un lugar que ofrece a sus visitantes historia, aventura y naturaleza. Aquí podremos observar paisajes increíbles, un río único en el mundo por el color y la composición de sus aguas, una antigua mina, un museo o una casa victoriana, entre otras atracciones. Y es que esta zona recibe su nombre de ahí, de la coloración rojiza del agua de su río, que contiene sulfuros de metales pesados.

A partir de aquí viajaremos bordeando el río que acabamos de descubrir. Nuestro siguiente destino es la localidad de Niebla (2), un municipio onubense situado a 28 kilómetros de Huelva capital. Se trata de una villa milenaria que se yergue sobre en una colina sobre el Río Tinto, en un recinto amurallado y jalonado de torres. Su importante conjunto monumental histórico (3) es testigo de la importancia que la población ha tenido en Andalucía. Acogió a numerosos pueblos y culturas, llegando a convertirse en la capital histórico-cultural de esta zona peninsular desde la época tartésica hasta el siglo XVI, pasando por la era fenicia, romana y taifa.

Acercándonos progresivamente hacia la línea de la costa llegamos al pueblo de Moguer (4). Este lugar tuvo especial relevancia en la preparación y realización del primer viaje de Cristóbal Colón, que dio como resultado el descubrimiento de América. El Monasterio de Santa Clara (5) acogió al descubridor a la vuelta de su viaje. Además, posee un gran atractivo arquitectónico y es hogar de numerosas piezas de arte sacro del siglo XVII. Asimismo, Moguer fue cuna del poeta y Premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez. La Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez (6) abrió sus puertas tras la muerte de poeta y es un espacio dedicado a custodiar su legado bibliográfico y documental desde 1958.

A 11 kilómetros se encuentra Palos de la Frontera (7), una ciudad cuya historia está íntimamente ligada a las labores marítimas y a los descubrimientos geográficos. En ella se gestó el primer viaje de Cristóbal Colón, motivo por el cual esta población es conocida como la cuna del Descubrimiento de América. Entre sus atractivos turísticos se encuentra el Monasterio de la Rábida (8), lugar que acogió a Colón durante la preparación de su viaje; el muelle de las Carabelas (9), que dispone réplicas de las embarcaciones que llevaron al descubridor a las Américas; y el parque botánico Celestino Mutis (10), un espacio natural que conserva el carácter de integración e intercambio con los países americanos.